Toda mi adolescencia fui dientes de lata, sí, los frenillos
me acompañaron durante casi 8 años durante aquellos días de juventud, y aunque
mi realidad era más cercana a Betty la Fea que a Sharon Spitz –because latin
power-, antes de entrar a la uni mi querido tío dentista dio su trabajo por
finalizado, me los quitó y me entregó una sonrisa en libertad... Hasta ahora.
Holi |
Pero pasa la vida pasa, y pasan también las muelas del
juicio y la lejanía de mi ortodoncista para hacer las revisiones anuales correspondientes
tras un tratamiento larguísimo. Y claro, diez años de sonrisas pepsodent
volvieron a convertirme en boquita de acero. Bueno, a medias. Mi maxilar
inferior decidió mandarse solo y arruinar el trabajo de joyería previo, así que
tomé la decisión de volver a mi tío dentista durante mis meses de descanso/cesantía en
Punta Arenas, para solucionar el problema.
Ahora unos clásicos frenillos adornan mis piezas dentales
frontales inferiores. No es tan terrible, porque ahora a mis 28 me pillaron
armada de autoconfianza, y como son los dientes de abajo “no se notan
tanto”. Claro que ese no es el mayor problema. Cuando una es adolescente, obvio
que lo es, pero ahora que todo aqueja los problemas son otros. Como el dolor. Y
el cuidado. Menos mal en estos tiempos ya hay un mercado mucho más
especializado en productos de ortodoncia para el usuario al alcance de todos.
Porque cuando era chica con cada “apretada” de brackets sufría mucho. Ya no
más.
Por ejemplo, apenas me pusieron los frenillos partí a la
Farmacia Ahumada más cercana donde había visto la cera protectora Vitis, la
cual supe que existía gracias a Geek&Chic que
descubriendo este mundo de los frenillos ha compartido en sus redes tips muy
novedosos.
Tiene un precio cercano a los 5 mil, lo bueno es que ocupo
muy poquito, corto un pedazo de menos de un centímetro, lo hago bolita con los
dedos, y en mis dientes limpios y secos la aplico sobre los fierros o brackets
que me hacen roce. Gracias a ello no han regresado las malditas aftas que
aquejaban mi adolescencia. Sé que en Ortotek son más baratas, pero Santiago no
es Chile y en regiones la alternativa no es mucha. Ahora que llegué a Santiago si
se me acaba ya sé dónde reponerla, pero por ahora me queda bastante cera.
Otra cosa que tengo son los cepillos interdentales Interprox Plus,
también alrededor de 5 mil pesos, ¿por qué? Pues ya que solo 1/3 de mi boca
tiene frenillos no tiene mucho sentido comprar cepillos de ortodoncia y me
pareció mucho más práctico llegar a los sitios inalcanzables de los bracket con
estos cepillitos mini. Vienen 6 y existen varios tamaños para distintas
necesidades. Yo tengo los más pequeños de 0.6 mm para el espacio interdental, ya que se pueden imaginar que en el sector
frenillos los hilos dentales son de una complejidad superior a cualquier cosa.
Hoy en el 2017 ya no es la muerte usar frenillos, es hasta
medio hípster. ¿Ven? Si yo tendría que haber nacido 10 años después.
¿Tienen experiencias con los frenillos? ¿Alguna
recomendación?
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