lunes, 19 de junio de 2017

Volver a usar frenillos

Toda mi adolescencia fui dientes de lata, sí, los frenillos me acompañaron durante casi 8 años durante aquellos días de juventud, y aunque mi realidad era más cercana a Betty la Fea que a Sharon Spitz –because latin power-, antes de entrar a la uni mi querido tío dentista dio su trabajo por finalizado, me los quitó y me entregó una sonrisa en libertad... Hasta ahora.





Holi
Pero pasa la vida pasa, y pasan también las muelas del juicio y la lejanía de mi ortodoncista para hacer las revisiones anuales correspondientes tras un tratamiento larguísimo. Y claro, diez años de sonrisas pepsodent volvieron a convertirme en boquita de acero. Bueno, a medias. Mi maxilar inferior decidió mandarse solo y arruinar el trabajo de joyería previo, así que tomé la decisión de volver a mi tío dentista durante mis meses de descanso/cesantía en Punta Arenas, para solucionar el problema.

Ahora unos clásicos frenillos adornan mis piezas dentales frontales inferiores. No es tan terrible, porque ahora a mis 28 me pillaron armada de autoconfianza, y como son los dientes de abajo “no se notan tanto”. Claro que ese no es el mayor problema. Cuando una es adolescente, obvio que lo es, pero ahora que todo aqueja los problemas son otros. Como el dolor. Y el cuidado. Menos mal en estos tiempos ya hay un mercado mucho más especializado en productos de ortodoncia para el usuario al alcance de todos. Porque cuando era chica con cada “apretada” de brackets sufría mucho. Ya no más.

Por ejemplo, apenas me pusieron los frenillos partí a la Farmacia Ahumada más cercana donde había visto la cera protectora Vitis, la cual supe que existía gracias a Geek&Chic que descubriendo este mundo de los frenillos ha compartido en sus redes tips muy novedosos.


Tiene un precio cercano a los 5 mil, lo bueno es que ocupo muy poquito, corto un pedazo de menos de un centímetro, lo hago bolita con los dedos, y en mis dientes limpios y secos la aplico sobre los fierros o brackets que me hacen roce. Gracias a ello no han regresado las malditas aftas que aquejaban mi adolescencia. Sé que en Ortotek son más baratas, pero Santiago no es Chile y en regiones la alternativa no es mucha. Ahora que llegué a Santiago si se me acaba ya sé dónde reponerla, pero por ahora me queda bastante cera.


Otra cosa que tengo son los cepillos interdentales Interprox Plus, también alrededor de 5 mil pesos, ¿por qué? Pues ya que solo 1/3 de mi boca tiene frenillos no tiene mucho sentido comprar cepillos de ortodoncia y me pareció mucho más práctico llegar a los sitios inalcanzables de los bracket con estos cepillitos mini. Vienen 6 y existen varios tamaños para distintas necesidades. Yo tengo los más pequeños de 0.6 mm para el espacio interdental, ya que se pueden imaginar que en el sector frenillos los hilos dentales son de una complejidad superior a cualquier cosa. 

Hoy en el 2017 ya no es la muerte usar frenillos, es hasta medio hípster. ¿Ven? Si yo tendría que haber nacido 10 años después.

¿Tienen experiencias con los frenillos? ¿Alguna recomendación?

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