Cuando era estudiante, siempre decía que al empezar a trabajar mi primera inversión de sueldo, sería una cámara de fotos. Y aunque demoré algunos años en cumplirme esa promesa, he aquí mi pequeño tesoro y cómo ha sido su funcionamiento.
El año pasado, cuando viajé a New York, al fin encontré la cámara de mi vida: Canon G16. Un compañero de trabajo me prestó la suya para mi viaje, y la amé. Era pequeña y poderosa, y quería una para mí, así que pensé que en B&H en NYC podía comprar la mía. Pero una vez allá, la encontré más cara que en Chile, así que decidí comprarla acá a mi regreso.
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| Canon G16, el amor perdido que nunca obtendré. |
Gracias a esa cámara tengo fotos de mi viaje, porque las de mi teléfono las perdí cuando me lo robaron poco tiempo después de volver a Chile, malditos ladrones.
Pero como mi compañero compró su G16 en una promo, quise esperar a que bajara un poco de precio acá para comprar la mía. Gran error. En la espera, G16 fue descontinuada y yo de nuevo quedé a la deriva en la búsqueda de la cámara de mi vida.
Fue así como llegué a la Canon PowerShot SX530 HS, consultándole primero a todos los colegas más apegados a la fotografía, porque a estas alturas estoy tan metida en mi labor de continuista, que a veces me olvido un poco de la parte visual de mi profesión. Todos me dieron su bendición para comprarla y al fin la llevé a casa.
No es tan compacta como G16, mi amor perdido, pero es lo suficientemente pequeña y liviana para andar con ella en la cartera y capturar momentos. Sus primeras salidas fueron acompañarme a grabaciones a Valparaíso y Cerro San Cristóbal, donde habían escenas llamativas para poder probarla.
Su gracia, aparte de tener una función manual tan importante cuando te gusta la fotografía, es contar con un montón de juguetes de imagen, con el que puedes tener ojo de pez, colores exagerados, modo miniatura, entre otros, para crear imágenes llamativas. Trae conexión wifi para poder pasar las fotos de la cámara al teléfono sin necesidad de estar desmontando la memoria, así que si capturan un momento perfecto, pueden compartirlo enseguida por su red social favorita. O enviársela a algún ser querido que esté lejos.
Puedo grabar videos en Full HD, y la calidad de imagen es tan rica, que me hace olvidar la mayor parte del tiempo que yo quería otra cámara. Además que siendo Canon, siempre hay seguridad de imagen profesional, incluso cuando el modelo de cámara es semi-profesional. Y esta elección es netamente porque en este momento no necesito en mi vida laboral una cámara con lentes intercambiables ni llena de accesorios para funcionar. Lo que yo buscaba era una cámara que en un tamaño transportable, guardara lo mejor prosible lo que mis propios ojos ven.
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| Santiago y Valparaíso a través de la retina de mi cámara, que se llama Retina. |
Lamentablemente el invierno y frío me convierten en un oso polar hibernando, y he salido poco a fotografiar la ciudad, pero espero en los días de más calor salir a fotografiarlo todo.
Es importante recordar que no es llegar y comprar una cámara, deben tener muy claro la función que cumplirá en sus vidas. Porque quizá para una familia poco relacionada a la tecnología, una cámara más simple es suficiente, y para alguien que se dedica a trabajar en fotografía, mi cámara quizá sienta que le limita. Lo importante es que se ajuste a las necesidades de cada uno.
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| Obvio que me saqué una selfie con mi cámara amada. |
Y si Canon, me lees por ahí, ¡TRAE DE VUELTA LA G16!
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